jueves, 26 de noviembre de 2009

Los 50 segundos que encumbraron a Tokio Hotel


Para escribir la historia es necesario que el tiempo macere el presente hasta poder tener una perspectiva clara de lo acontecido. Hablar de los germanos Tokio Hotel es hablar de una banda aún muy joven cuya corta trayectoria empieza a ofrecer pinceladas de grandeza en comparación con sus coetáneos.

El camino hasta los actuales puestos de privilegio en el panorama musical, no ha sido fácil y aunque parezca contradictorio, lo más sencillo fue llegar. En ese sentido, el talento innegable de sus miembros fue el principal artífice y la causa por la que, en cuestión de pocos meses, la banda fuera conocida en media Europa.

Puestos a mirar atrás e intentando tomar un momento trascendental en la carrera de Tokio Hotel, nos hemos quedado con la que sin duda, fue la actuación que hizo borrón y cuenta nueva a nivel europeo y sentó las bases de la expansión internacional del grupo. Hablamos de la actuación que tuvo lugar en los MTV European Music Awards en el año 2007.

La edición número 14 del certamen recayó en la ciudad de Munich, siendo la tercera vez que Alemania acogía la ceremonia tras las citas de Berlín (1994) y Frankfurt (2001). La elección no estuvo exenta de polémica, ya que el Estado Federado de Bavaria es católico y la MTV celebraba su fiesta el día 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos. El arzobispado de Munich criticó la decisión de permitir la ceremonia e incluso, el ministerio del interior del Estado de Bavaria tuvo que terciar en el asunto.

La gala fue presentada por el rapero americano Snoop Dogg y contaba con actuaciones de primer nivel con artistas de la talla de Mika, Foo Fighters, My Chemical Romance, Avril Lavigne y Amy Winehouse, entre otros.

Tokio Hotel, que estaban nominados en un par de categorias, optaron por cantar el tema “Monsoon” que tanta suerte les reportó en su versión alemana y que había sido publicado unos meses antes en el álbum “Scream”. El hecho de “jugar” en casa, hizo que el Management tuviera algunas facilidades a la hora de poder preparar un bombazo con el que intentar asombrar al mundo. La MTV no es ni sombra de lo que fue, pero a día de hoy, la entrega de los Music Awards son el último sarao musical importante ante el que millones de personas de todo el globo coinciden una misma noche ante el televisor.

Pese a no exteriorizarlo en exceso, la banda se encontraba muy nerviosa por toda la responsabilidad que recaía sobre sus espaldas. Tocar en casa, ser televisado para todo el planeta y que tu Management haya tenido la brillante idea de que en plena actuación caiga una lluvia torrencial en el escenario; son motivos más que suficientes como para tener ganas de montarse en el primer taxi que pase y perderse.

A la hora de comenzar la actuación, se escucharon algunos abucheos en el Olympiahalle de Munich, algo que a priori pudiera parecer impensable tratándose de quien se trata, pero que así fue. Esos gritos provenían del sector de público no tan joven, que pretendía desmarcarse de la imagen de grupo exclusivo para adolescentes que tanto daño hizo y hace a la banda.

Tokio Hotel comenzó a tocar “Monsoon” con muchísima sobriedad. El escenario era de dimensiones relativamente pequeñas y se podía ver con claridad a todo el grupo. Tras ellos, una gran pantalla gigante reproducía imágenes de cielos poblados de nubes en movimiento. Bill Kaulitz se mostró bastante comedido y transmitía, al igual del resto del componentes, una gran seriedad en su actuación. El transcurrir de la canción fue ganando en intensidad y el momento culminante llegó en el último minuto del tema, cuando de repente, comenzó a llover sobre el escenario. A partir de ese instante y durante 50 segundos, se vivieron las escenas más impactantes que se han podido ver en los últimos tiempos en una actuación de una entrega de premios, con una banda capitaneada por un Bill Kaulitz que transmitió más fuerza y pasión que nunca. Difícilmente se puede explicar con palabras la gran cantidad de información recibida con tan sólo visionar la escena. Contemplar las imágenes y sufrir un escalofrio es sinónimo de estar vivo.

Al finalizar la actuación, la Olympiahalle de Munich se vino abajo e incluso los Fans desplazados de otros grupos nominados, se rendían ante lo que acababan de ver.

Curiosamente, las mejores instantáneas corrieron a cargo de Gustav y Georg, los dos miembros que suelen quedar un poco a la sombra del protagonismo de los hermanos Kaulitz. Ambos se limitaron a cumplir la orden de no parar de moverse cuando empiece a caer agua y tanto los cabezazos del bajista como los del batería, causaron sensación. La idea que tuvo el Management no pudo ser más efectista y queda patente, que además de dominar el terreno económico a las mil maravillas, en el musical saben bien donde apretar para tocar la fibra.

A partir de ese día, nada volverá a ser igual. Europa se quedaba pequeña mientras el mundo abría sus puertas. Con el paso del tiempo, podemos afirmar que esa actuación cambió de manera radical el rumbo de la banda. Resulta poco menos que curioso, que sea precisamente en el Día de todos los Santos, cuando el grupo alcanzó su particular gloria…





No hay comentarios:

Publicar un comentario